Thursday, February 02, 2006

Kaduri Zs"l


Isaac Kaduri, el más veterano y reputado de los rabinos cabalistas del mundo, murió el sábado 28 de enero en un hospital de Jerusalén a causa de las complicaciones derivadas de una neumonía. Ni siquiera su familia ha aclarado su edad, aunque según varias fuentes, contaba con 105 años.
Conocido en Israel como el cabalista supremo, Kaduri era considerado el último de los judíos sefardíes místicos y muchos le atribuían poderes milagrosos. Nacido en Irak, con 16 años abandonó Bagdad para afincarse en la entonces Palestina bajo mandato británico. A esa edad, según dice la leyenda creada en torno a su persona, el gran rabino Yosef Haim —también conocido como Ben Ish Chai, uno de los más influyentes del siglo XIX— le bendijo con una larga vida que le permitiría "encontrarse con el redentor".
Según fuentes próximas al desaparecido rabino, el propio Kaduri afirmó haberse encontrado con el Mesías el 4 de enero de 2003, aunque se desconocen detalles del supuesto encuentro.
Gracias o no a los favores de Haim, su existencia sería efectivamente longeva. Se formó en varias escuelas talmúdicas y tuvo como maestros a cabalistas legendarios como los rabinos Yehuda Petaya o Efraim Cohen, cabeza de la prestigiosa Yeshiva Porat Yosef, donde se formaron muchos de los más famosos. Tras acabar sus estudios pronto se convertiría en una institución en la materia. Nunca publicó ninguna obra pero era conocido por su sapiencia en la mística judía y por su memorización de los textos relativos a esta corriente del pensamiento judío.

Poderes curativos
Sus más allegados sostenían que era uno de los pocos religiosos con vida que seguían ejerciendo la cábala práctica —una suerte de magia judía destinada a provocar cambios en el mundo, que habría aprendido de una generación ya desaparecida de rabinos— y que, gracias a ella, estaba capacitado para sanar enfermedades, curar la infertilidad o aumentar el éxito mediante el empleo de amuletos. Según su hijo David, el centenario rabino consiguió además eliminar una veintena de dybbuks o almas en pena que, supuestamente, atormentaban la vida de desafortunados seres vivientes.
Sin embargo, el rabino Kaduri, caracterizado por su apariencia frágil y excesivamente delgada y su tupida barba blanca, además del sempiterno gorro negro en forma cilíndrica, nunca se introdujo en las formas más peligrosas de la Cábala (el exorcismo de demonios y espíritus demoniacos) según precisaron fuentes de su familia a la prensa israelí. Los cabalistas creen que estas prácticas son posibles mediante la invocación de nombres sagrados, si bien aquéllos que las emplean ponen en riesgo sus retribuciones divinas.
Para algunos círculos sefardíes, Kaduri tenía poderes casi milagrosos, atestiguados por centenares de personas que afirmaban haberse beneficiado de los mismos. Esa fama le llevó a tener, durante un periodo de su vida, una cola de fieles a sus puertas a la espera de recibir una bendición o un amuleto.
"Miles y miles de personas se han beneficiado de sus bendiciones, enfermos de cáncer, de corazón, parejas sin hijos", explicaba al diario Haaretz su ayudante, Moshe Nimmi. Las escuelas más racionales del judaísmo ponían en duda sus supuestas dotes curativas, pero, en cualquier caso, pocos dudaban de sus vastos conocimientos sobre la ley y el esoterimos judíos.

Influencia política
Su reputación comenzó durante y tras la Guerra de Yom Kippur, en 1973, cuando decenas de familiares de soldados desaparecidos acudieron al rabino para preguntarle por sus seres queridos, pero fue en la última década cuando la influencia política de este sabio cabalista creció, al tiempo que mermaban sus facultades físicas.
Durante los últimos 15 años, el rabino dirigió la Yeshiva Nahalat Isaac de Jerusalén. En los últimos tiempos no le quedaba suficiente voz para hablar, y eran sus hijos David y Raquel los encargados de transmitir sus mensajes, algo que hacían acercando sus oídos a los labios de su anciano padre.
Su debilidad no le impidió implicarse en cuestiones trascendentales para Israel y también para el mundo. En 1996, su bendición al líder ultranacionalista del Likud, Benjamin Netanyahu, contribuyó a la victoria electoral de éste. En el año 2000, Kaduri afirmó haber tenido la visión de que el entonces casi desconocido diputado Moshe Katsav tenía los favores divinos. Ello provocó su designación como presidente de Israel frente al mundialmente conocido Simon Peres, quien carecía de la bendición celestial pero contaba con un amplio respaldo internacional para ser jefe del Estado.

La frustrada visita de Madonna
Dos años antes, el sabio cabalista se había involucrado en la política internacional pronunciando un discurso en el que pedía eliminar a Sadam Husein, después de que el dictador iraquí amenazara a Israel: "Dejad que el miedo caiga sobre los iraquíes", clamó.
En 1999, Kaduri logró colapsar las negociaciones para alcanzar un acuerdo de paz con Siria a cambio de la devolución de los Altos del Golán. Durante un mitin del partido ultraortodoxo Shas, proclamó que éstos no podían "ser devueltos a los gentiles". Un año después, el diálogo entre Damasco y Tel Aviv quedaba roto.
El año pasado, la cantante Madonna, convertida al judaísmo y adepta a la Cábala, intentó ser recibida por el rabino durante su visita a Israel, pero Kaduri rechazó verla. Hace dos semanas, el sabio cabalista fue hospitalizado en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Bikur Holim de Jerusalén tras sufrir una neumonía agravada.
El sábado por la noche fue sometido a una intervención de urgencia a la que no sobreviviría. El funeral por Kaduri, celebrado el domingo en Jerusalén, atrajo a 300.000 personas, entre ellas el presidente de Israel, Moshe Katsav, el Gran Rabino sefardí Shlomo Amar y el ex ministro de Exteriores Silvan Shalom, además de decenas de representantes sociales, políticos y religiosos de la ultraderecha israelí.

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